18 de marzo de 2009

la pluma que olvidó su vuelo tradicional.

“ La pluma que olvidó su vuelo tradicional”

Erase una vez, una cigüeña llamada Meña, que vivía en la torre del campanario de un pequeño pueblo castellano, al que volvía cada año por San Blas. Su vida transcurría en armonía con su entorno. Por las mañanas iba a buscar alimentos para su cigüeñita Sina. Pero cuando la cigüeñita Sina creció, su inquietud la llevó a volar lejos del nido en busca de un lugar mejor.

Su destino la llevó a Salamanca, ciudad de cultura, donde la basura está más presente de lo que se tiene en mente. Se instaló en la torre de la catedral, desde la que oteaba cada rincón de la ciudad. La integración en el entorno era de agradecer, puesto que alimento no faltaba y el tiempo acompañaba.

A diferencia de su mamá, ella no tenía ni que buscar ni que sudar para su hambre saciar y en su nido cobijar a la nueva criatura que de camino está. De nombre Creta, es graciosa y pizpireta y no se preocupa de lo que a su ala aprieta y el vuelo impedimenta.

Como conclusión hay que decir que:

“ Todos hemos influido en el cambio producido. Estas tres cigüeñas han sufrido
los efectos negativos de este mundo sin sentido”

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